El cine no es una magia, es una técnica y una ciencia, una técnica nacida de una ciencia puesta al servicio de una voluntad: la voluntad que tienen los trabajadores de liberarse." Asier Mendizábal
Asier Mendizabal (Ordizia, Guipúzcoa, 1973) vive y trabaja en Bilbao. Estudiante en la Universidad de Bellas Artes de País Vasco (1996), obtuvo una beca de residencia en de-Ateliers, ámsterdam (2000). Ha estado presente en importantes colectivas como Cine y Casi Cine (Museo Reina Sofía, Madrid, 2003), Después de la noticia (CCCB, Barcelona, 2003), Manifesta 5 (San Sebastián, 2004), 2008 MACBA su primera individual .
2011.Una exposición individual en el Reina Sofía, que terminó el pasado 1 de mayo, le ha dado a su obra una privilegiada visibilidad, reforzada por la compra del museo madrileño de seis obras suyas en la última feria de Arco, en la galería Carreras & Múgica de Bilbao. Días antes de que acabara la muestra le llegó una noticia inesperada. De las que aceleran el corazón: su selección para la Bienal de Venecia, que empieza el 4 de junio, un hito en la carrera de cualquier creador. Es el único español elegido por la comisaria de esta edición, Bice Curiger.
Mendizabal trabaja en el mismo estudio que cuando terminó Bellas Artes en la Universidad del País Vasco, en 1996. Y lo comparte con casi los mismos compañeros que entonces. Situado en un edificio industrial del barrio bilbaíno de Larraskitu, tiene un mobiliario muy rockero: una batería y un amplificador, ambos pintados, y al menos una guitarra con su funda. En ese espacio, el artista y sus amigos organizaban unas jornadas de documentales sobre músicos, desde Bob Dylan hasta los más cañeros. «No éramos más de veinte, pero lo pasábamos bien», recuerda este creador, que ha aludido en varios de sus trabajos a la «subcultura» del punk.
Mendizabal trabaja en el mismo estudio que cuando terminó Bellas Artes en la Universidad del País Vasco, en 1996. Y lo comparte con casi los mismos compañeros que entonces. Situado en un edificio industrial del barrio bilbaíno de Larraskitu, tiene un mobiliario muy rockero: una batería y un amplificador, ambos pintados, y al menos una guitarra con su funda. En ese espacio, el artista y sus amigos organizaban unas jornadas de documentales sobre músicos, desde Bob Dylan hasta los más cañeros. «No éramos más de veinte, pero lo pasábamos bien», recuerda este creador, que ha aludido en varios de sus trabajos a la «subcultura» del punk.
